Nos buscamos sin conocernos,
nos conocimos sin quererlo,
nos enloquecimos sin hablar.
Y sin hablar la lengua del otro
de lengua satisficimos nuestras ansias
y de satisfacciones nos llenamos.
Nos enamoramos de las miradas,
de las palabras que no estaban.
Las palabras ausentes de esa lengua que aún no existía,
pero que enlazamos con pensamientos
y caricias hasta aquel día.
El día en que en un susurro nos dijimos aquel te quiero
sin saber que lo decíamos en la lengua del otro.
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Me alegro! Gracias por tu comentario y por leerme 🙂
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